En la página web de CARTESIO utilizamos cookies propias y de terceros para mejorar nuestros servicios mediante el análisis de sus hábitos de navegación. Puede configurarlas su uso haciendo click en "Configurar" o aceptarlas "Leer más"
Aceptar
Configurar

Tópicos y temas financieros. Opiniones Cartesianas

Fecha de publicación 09 de enero de 2020

Cartesio opina sobre distintos tópicos y temas del mundo financiero. El objetivo es desmontar mitos y generar debate sobre conceptos a veces no bien entendidos.

Nº 1. “Las ampliaciones de capital son dilutivas para los accionistas“

Nº 2. “La rentabilidad por dividendo es una buena señal de compra“

Nº 3. "Las recompras de acciones mejoran los retornos de los inversores"

Nº 4: "Un depósito en dólares al 2% es mejor que uno en euros al 0,5%"

Resulta muy tentador para muchos inversores europeos invertir su dinero en deuda o depósitos denominados en dólares, ya que a día de hoy los tipos de interés en EE.UU. son superiores que sus homólogos en euros. Algo similar ocurre cuando un ciudadano español quiere pedir un préstamo, y tiene la oportunidad de pedirlo en divisas que traen asociados unos tipos de interés más bajos, como fueron en su día los yenes japoneses. A simple vista cualquiera de estas dos operaciones parecen ser bastante lógicas, pero no tienen en cuenta la principal regla del mundo de las finanzas: no existen beneficios sin riesgo.

La mejor forma de entenderlo es con un ejemplo práctico. Pongamos que un inversor europeo que tiene dos opciones: una es invertir 1.000€ en un bono del estado alemán a un 0.5%, y otro es invertir en un bono de los Estados Unidos al 2%, con el tipo de cambio a 1,20$/€. Si el inversor decide realizar la primera operación, al final del año terminará con 1.005€. Si se decide por la segunda inversión, cambiará los 1.000€ por 1.200$, con los que comprará un bono que le pagará al final del año el 2% de lo invertido en dólares. Al final del año tendrá 1.224$. Ahora le tocaría cambiar esos dólares a euros. Si el tipo de cambio se ha mantenido al nivel de la compra, los 1.224$ se convertirán en 1.020€, y el inversor habrá ganado en relación a los 1.005€ que tendría con la primera operación. Sin embargo, si el tipo de cambio se va a 1.30$/€, al cambiar sus dólares recibirá 941€, y habrá perdido dinero. El tipo de cambio de equilibrio en este ejemplo sería de 1,218 $/€ (1.224$/1.005€). Si al final del año el cambio está por debajo de ese nivel, el inversor habrá ganado dinero frente a su inversión en euros, pero si está por encima, perderá. Es decir, la devaluación del dólar a partir de 1,218 $/€ hace que la compra del bono en dólares no compense. El supuesto 1.5% adicional (2% en dólares frente a 0,5% en euros) que gana con su inversión en dólares viene a costa del riesgo del tipo de cambio a futuro.

Supongamos ahora que el inversor decide cubrir ese riesgo de divisa para asegurarse un beneficio por su operación. Para ello, fijará su tipo de cambio dentro de un año. Pues bien, el tipo de cambio que recibiría en el mercado para dentro de un año será precisamente de 1.218$/€. Esta relación se cumple en prácticamente todos los aspectos de las finanzas, gracias al efecto conocido como arbitraje (1). Un efecto similar se produciría a la hora de pedir un préstamo en una divisa más barata. Si se quisiera eliminar el riesgo de cambio de divisa, el coste neto del préstamos sería el mismo que el coste del préstamo en euros. Este riesgo, no siempre bien explicado, es el que está detrás del escándalo de las hipotecas multi divisa.

Lo importante a la hora de operar con divisas, o de cualquier operación financiera en general, es tener presente el siempre sabio refranero español y es que no te dan duros a pesetas, y que todo retorno potencial tiene asociado un riesgo proporcional.

(1) El arbitraje consiste en la obtención de retornos positivos sin riesgo. A medida que un mayor número de inversores realizan la misma operación sin riesgo, los precios se ajustan hasta que dicha operación deja de ser rentable.